El fogonero de la primera foto. Tan sudado y manchado de hollín, debe despedir un olor a macho de lo más excitante. Quisiera colocar sus hermosas nalgas entre mis muslos para clavarle la polla y lamerle el cuello y morderle la espalda, mientras le follaba fuerte y le pajilleaba.
El fogonero de la primera foto. Tan sudado y manchado de hollín, debe despedir un olor a macho de lo más excitante. Quisiera colocar sus hermosas nalgas entre mis muslos para clavarle la polla y lamerle el cuello y morderle la espalda, mientras le follaba fuerte y le pajilleaba.
ResponderEliminarCon obreros como estos, me pasaria la vida de reformas en casa.
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